DESPUES DE DESAYUNAR

Ella se levanta por las mañanas.
Desayuna leche con unas tostadas
Las unta de mermelada
Abre todas las ventanas
Y la jornada comienza.

Da un repaso a la casa,
Hace las camas,
Barre todas las habitaciones
Y friega.

Mira el reloj, sale a comprar
Trae fruta, verdura, bolsas de pasta y alguna revista
Habla con sus amigas, y comenta lo caro que está la vida
Y se ríe del panolis del pescadero que la mira.

Es una mujer de su casa
Ama de llaves
Dueña de las vidas que habitan allí
Controla, ayuda, suma y resta,
Da consuelos a quien le pregunta,
Resuelve las dudas,
Anima y casi siempre sonríe; y cuando no, llora.

Hace la comida, y come, y se echa la siesta
Y cuando se despierta, toma café
Un tente-en-pie para afrontar lo que del día queda.

Sale a pasear
Respira el aire puro de la tarde sola o con alguien
Mira y mira.
Y de todo saca un tema de conversación
Ya puede ser de política, de hombres, de trajes o vestidos
Da lo mismo.

Nadie la manda, pero al llegar la noche
ya tiene la cena, y cena, y cuenta cualquier cosa

que la ha hecho gracia o la ha dado pena.
Y sonríe, y se enfada, y cuando recoge la mesa

y limpia los platos, se va a la cama.

Y el día que comemos judías, o alubias, o habas, por la noche,
se oyen ruidos tal que así: prrrrrooo, prrroooo,...
Algunas veces parecen hasta voces en altavoces estéreos.
Así que al día siguiente hay un ambiente, un olor,

un perfume, una cosa tan familiar que,...
¡Que hay que volver a empezar por abrir

todas las ventanas después de desayunar! Jajaja.