CONCIERTO DE ARANJUEZ (de Joaquín Rodrigo)
Unos acordes de guitarra,
un jardín,
brisa suave de la tarde
que arrebata nuestras almas
cuando se oye un clarín.
Una hoja majestuosa
baja flotando a mis pies.
Da un revuelo, sube y sube,
y en el cielo,
girones de anaranjados, violetas, blancos y azules
de nubes la sostienen
y no la quieren dejar bajar.
Al frente el sol está cayendo,
y a mi espalda, la sombra alargada
que me hace creer que soy mas grande de lo que soy.
Es un laberinto de pasadizos
de rosales y madreselvas,
de acacias, y almendros,
de caricias y lamentos
que a otro tiempo me devuelven,
sueño.
Y veo tus ojos,
tu mirada entretapada con tus dedos,
ilusionado cautivo soy de ti.
Y corro hacia ti,
y abro los brazos en busca tuya,
como el niño a su mamá,
como el enamorado que espera sin paraguas bajo la lluvia,
como el marido que entra en casa y quiere ver a su mujer,
como el que ve por primera vez el mar, y nada más llegar,
se desnuda.
Oigo trinos musicales.
Los ángeles están de fiesta,
una felicidad incontenible
en mi cuerpo se despierta,
y hasta Dios que nunca ríe,
hace una mueca, se da la vuelta,
y sonríe.
Concierto de Aranjuez,
amor en tono romántico,
silencios que no se aprecian,
tu pelo, mis labios,
el melancolismo en sinfonía,
la suavidad del abrazo de un ocaso
cuando llega el atardecer
y la música no se oye,
se respira.
COMUNERO
Unos acordes de guitarra,
un jardín,
brisa suave de la tarde
que arrebata nuestras almas
cuando se oye un clarín.
Una hoja majestuosa
baja flotando a mis pies.
Da un revuelo, sube y sube,
y en el cielo,
girones de anaranjados, violetas, blancos y azules
de nubes la sostienen
y no la quieren dejar bajar.
Al frente el sol está cayendo,
y a mi espalda, la sombra alargada
que me hace creer que soy mas grande de lo que soy.
Es un laberinto de pasadizos
de rosales y madreselvas,
de acacias, y almendros,
de caricias y lamentos
que a otro tiempo me devuelven,
sueño.
Y veo tus ojos,
tu mirada entretapada con tus dedos,
ilusionado cautivo soy de ti.
Y corro hacia ti,
y abro los brazos en busca tuya,
como el niño a su mamá,
como el enamorado que espera sin paraguas bajo la lluvia,
como el marido que entra en casa y quiere ver a su mujer,
como el que ve por primera vez el mar, y nada más llegar,
se desnuda.
Oigo trinos musicales.
Los ángeles están de fiesta,
una felicidad incontenible
en mi cuerpo se despierta,
y hasta Dios que nunca ríe,
hace una mueca, se da la vuelta,
y sonríe.
Concierto de Aranjuez,
amor en tono romántico,
silencios que no se aprecian,
tu pelo, mis labios,
el melancolismo en sinfonía,
la suavidad del abrazo de un ocaso
cuando llega el atardecer
y la música no se oye,
se respira.
COMUNERO