VAMPIRO

VAMPIRO Vamos a suponer que tenemos que matar al vampiro ése que dicen que se llama Draculá. Espero que vengas conmigo y que no te dé miedo hacerlo según dicen un crucifijo es el mejor remedio para auyentar a estos bichos aunque yo por si acaso me llevo al perro. Leamos las instrucciones: se coge una estaca un candelabro o una vela y en la otra mano un martillo de los que vende cualquiera. Acérquese despacito, la tapa levántese y la persona que lleve los utensilios dispongasé. Nada de nervios esto es sencillo uno sujeta y el otro da. ¿Lo ves? Coser y cantar. Vamos a ver. Rapidez y sigilo. No hay que hacer ningún ruido. ¿Quién abre la puerta? ¿Quién lleva las cosas? ¿Quién enciende el martillo? ¿Quién da con la estaca? ¿Quién levanta la vela? ¿Quién sujeta la tapa? ¿Quién le dice al Drácula si se despierta, tranquilo amigo que no le va a doler ná? Y que no se oiga un criieegg ni un ¿QUIÉN VAAAA? Que yo me marcho de allí y no paro de correr hasta China o más allá. Seguro que con el cague mi perro no aguanta y o se marcha o se pone a cagar. Y yo me imagino, tu y yo en ese castillo atravesando la puerta dejando detrás un sendero de diarrea en el camino y sin mirar para atrás. Oye, mira, mejor lo dejamos como está y si el tal Drácula viene que llamen a Suarzsenegger o a Rambo o al mismo Supermán y que le den un tortazo que ellos los saben dar que estábamos aquí tan tranquilos en nuestra casita, tan calentitos así que dejemoslo en paz. Ok? Te parece? Pues ya está. THE END COMUNERO