Cumpliste lo que me dijiste.
Entramos en el bosque,
llegamos hasta el parque escondido
y en la rama del árbol, de donde colgaba el columpio aquél
te marchaste corriendo y te pusiste a jugar.
Y yo te miraba,
y sonreía,
y a Dios le pedía
que nunca dejaras
de balancearte así.
A ti me acerqué,
y poniendo mis manos en tu cintura
el impulso que te daba
te hacía rejuvenecer.
Y me pedías: MAS FUERTE,
MÁS, MÁS FUERTE AMOR.
Te ibas, volvías,
bajabas, subías,
MÁS FUERTE, MÁS, MUCHO MÁS.
Y yo ya cansado,
tomé carrerilla
y desde seis o siete metros
te di un empujón
que saliste volando por encima de la barandilla
y fuiste a parar a la rama de un almendro en flor.
Esta es la verdad, señor comisario,
si se lo quiere creer, créaselo.
La culpa fue mía, si,
el columpio roto, el almendro chiscado,
mi novia con todo el cuerpo escayolado,
pero todo fue
producto de mi SUPER-EMPUJÓN, jaja.
COMUNERO
2 comentarios:
Haber si controlamos esa fuerza no sea que tengamos que hacer colecta para sacarte del trullo,muy majo ese toque jocoso. Saludos
Jajaja, es broma ehh?? Jajaj
Publicar un comentario