MARY CLAIR
Solitarias por la arena,
delicadas entre las sábanas,
endebles entre la nieve,
fuertes como montañas.
Aún recuerdo suaves y limpias
como la seda blanca,
unas columnas de Hércules
que cualquier griego que se preste
no sabría esculpirlas igual.
Sus piernas.
Eran como dos puertas,
como dos sombras en el pasillo,
dos senderos, dos caminos,
dos hermanas siamesas
que se sentaban y se cruzaban
y cuchicheando comentaban
retorciéndose entre risas
chismes de niñas traviesas.
Pero un día se marcharon
olvidando en el armario
prendas que solo ellas
podían ponerse y llevar,
medias que como guante en mano
engullían sus muslos de mármol
igual que una segunda piel.
Medias tan suaves al tacto
que al verlas cualquier estudiante novato
perdería la virginidad, la cordura,
el sueño, el autobús
y el sueldo del alquiler.
Y esperan aquí dobladas,
en su cajita de negro y blanco,
encajaditas en un rincón sentenciadas
a silenciar un brillante pasado
de una época feliz en que las manos
me hacían al primer amor
descubrir.
COMUNERO
Solitarias por la arena,
delicadas entre las sábanas,
endebles entre la nieve,
fuertes como montañas.
Aún recuerdo suaves y limpias
como la seda blanca,
unas columnas de Hércules
que cualquier griego que se preste
no sabría esculpirlas igual.
Sus piernas.
Eran como dos puertas,
como dos sombras en el pasillo,
dos senderos, dos caminos,
dos hermanas siamesas
que se sentaban y se cruzaban
y cuchicheando comentaban
retorciéndose entre risas
chismes de niñas traviesas.
Pero un día se marcharon
olvidando en el armario
prendas que solo ellas
podían ponerse y llevar,
medias que como guante en mano
engullían sus muslos de mármol
igual que una segunda piel.
Medias tan suaves al tacto
que al verlas cualquier estudiante novato
perdería la virginidad, la cordura,
el sueño, el autobús
y el sueldo del alquiler.
Y esperan aquí dobladas,
en su cajita de negro y blanco,
encajaditas en un rincón sentenciadas
a silenciar un brillante pasado
de una época feliz en que las manos
me hacían al primer amor
descubrir.
COMUNERO
2 comentarios:
Comu, me encantó este poema, tiene mucho de ternura encerrado en el asombro desde los ojos del chico.
Y hoy el recuerdo del hombre lo hace más bello aun. Eres especial y te quiero mucho mi amigo.
Besotes y que tengas un bello lunes.
Cecy
Muchísimas gracias LUCIERNAGA, es un placer ver tus comentarios, así como volver a ver tu sonrisa por estos lares.
Un besoteeeeeeeeee:
AAAAUUUMMMMFFFMMMMMUUAAAKKKKKK
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