NO TE PUEDO OLVIDAR
¡Qué fácil fue conocernos!
Como si nada
llegaste una tarde sin saber
y como si nada
llegué yo también,
a este parque, o
mejor dicho, a
este jardín.
Hola.
Hola, dije yo.
¿Qué haces aquí tan solito?
Nada.
Ah.
¿Quieres que te haga compañía?
Bueno, volví a responder.
¿Qué callado eres, no?
Es que no te conozco.
Jaja. Ni yo, y te estoy hablando.
Ya, pero tu sabes.
¿Qué sé yo?
Hablar.
Ah. ¿Y tu no?
Poco.
Pues habrá que enseñarte...
Y pasó el tiempo,
y pasaron las tardes,
y pasaron las noches,
y pasaron los días...
y cada vez que te veía
era como si el sol volviera a salir
como si la noche no terminara
como si en mis sueños
vinieras y un viento suave me susurrara tu nombre
y yo te contaba lo contento que estaba, uff...
No te quiero dejar,
no te quiero perder,
no soy yo, si no estás, oh chiquilla,
definitivamente, no te puedo olvidar.
COMUNERO
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