TE AMO

TE AMO

Suspirabas en tu alcoba recordando
los días que habías pasado tan hermosos
de aquel verano caluroso
junto al mar, frente a las olas
y decías en susurros soñadora
TE AMO, TE AMO, TE AMO,
tantas veces que veías en el techo
el semblante de tus sueños
sonriendo y mirando desde lejos
hechizando tus momentos
esa chispa cristalina de sus ojos.

TE AMO, TE AMO, TE AMO.
¡Qué palabra más bonita!
Se llenaban los rincones
se borraban los nubarrones
se aclaraban las fantasías
y al decirla con el alma
el cuerpo de luz se prendía
y las penas se esfumaban.

TE AMO, TE AMO, TE AMO,
repetías sin cesar melancólica
abrazada a la almohada de tu cama
dando besos a la nada que volaban
hacia el cielo cual gaviotas
alejándose graciosas en la oscuridad.

Un brillo se veía en tu cara
una fuerza que ni la máquina
más avanzada era capaz de superar
ni un cohete que saliera disparado
subiría tan alto, tan alto,
que si quiera los ángeles más atentos
lo podrían frenar.

Y hablabas con tu Dios de estas cosas
y de otras que se te ocurrían como bromas
pensando que te escucharía aquél
a quien tu sabías que te oiría
aunque no estuviera contigo.

Y te quedabas dormida
repitiendo esa palabra tantas veces
que se arrullaba en tu mente
y era la que al llegar la mañana
volvías a recordar.

TE AMO, TE AMO, TE AMO.

No te cansabas, ni lo olvidabas,
era él tu media mitad
ese ángel de la guarda
que te mira y te cuida
el que está a la vera tuya
aunque creas que no está.

TE AMO, TE AMO, TE AMO,
ufff, Dios, Dios, Dios, porqué,
porqué tenías que amarlo tanto.
Y ahí, como un fantasma,
aparecía en tu ventana,
como si de una nube bajara
abriendo sus brazos,
preñando tu cuerpo de besos y rosas,
gestándolo de mil mariposas
tan fíjamente que, sin querer,
te ponías a llorar.

TE AMO, TE AMO, TE AMO

Impulso hacia un ser amado
que lo quieres tener al lado,
pero no está.

Un sueño, precioso,
como ese caramelo goloso
que deja un dulce sabor en el paladar.


COMUNERO