Fuiste tu y no yo,
la que quiso enamorarse.
Esa mujer vacilante
que me hablaba del amor.
Eras tu la que me contaba
a la luz de la luna clara
sus sueños de ternura
y me hacía soñar a mí.
Y cerrábamos los ojos,
imaginándonos apartados,
juntos los dos, pero
del mundo a un lado,
como estrellas fugaces
recorriendo el universo,
dando vueltas abrazados
y nuestras estelas a lo lejos
llenaban de luz las tinieblas.
Eras tu aquella amiga,
que conmigo se reía
y me hacía ver cosas
que ni yo creí que existían.
Instruías mis emociones,
destruías mis pesadillas,
salpicabas de ilusiones
poemas que yo escribía
para ti.
Siempre fuiste fiel.
Llorabas y te reías,
contigo yo compartía
la felicidad escondida
que vivía dentro de mí.
Y tu, tu, ese ángel venido del cielo,
que flotando saliste a mi encuentro
y derramaste en mi lecho
pétalos de colores.
Tu, la inocencia transparente,
la caricia de un te quiero,
el guiño de tus ojos luceros,
la delicadeza y mi suerte,
sigues estando presente
en todo lo que yo veo.
Tu, la mujer de mi vida,
la que me hace olvidar los días
y ordena que se pare el tiempo.
Tu, que llegaste a mi vacilando,
ahora, después de tanto,
no sé si ya lo sabrás, pero
aún te sigo queriendo
y cada día que va pasando,
te quiero más.
COMUNERO
1 comentario:
Es bellísimo el poema Comu.
Te dejo estrellados besos de amistad para que les eches mano cuando te abrume la oscuridad.
Cecy
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