BAILARINA DEL MAR
Un día, sin más,
lo dejó todo y se fijó un rumbo,
algo dentro, muy profundo
la llamaba sin cesar.
No hizo maletas
ni falta que la hacían
sabía que el elixir de su vida
andaba cerca.
Recorrió caminos,
saltó por encima de muros,
nadie en el mundo la dió
el merecido cariño.
Subió a lo más alto.
Miró las olas lejanas del mar.
Dijo a Dios:
"Perdóname, lo siento.
Son sus aguas mi refugio "
Reteniendo en sus ojos
la lágrima de la verdad.
Se despojó del vestido.
Respiró largo rato.
No había testigos,
solamente ella, ella
y su felicidad,
y como del más allá,
susurros adormecidos,
espirituales cánticos
llenaban de música sus oídos.
Saltó y creyó flotar.
Se sintió pluma en el viento
describiendo un te amo de invisible lamento
deshojándose en piruetas
cual bailarina de tango.
Hubo un ¡chof! imperceptible.
El sol brillaba en lo alto
y el acantilado callado
bajaba la vista al fondo
orgulloso e impasible,
sonriente y contento,
como el que pisa una colilla
de cigarro mal apagado,
vengándose del beso
que ella dió
y a él,
se lo robaron.
COMUNERO
COMUNERO
2 comentarios:
Me ha gustado mucho, Comu. Este tratamiento cai romancero es todo un acierto.
Abrazo
Hola Chaval, no creas que es tan descabellada la idea cuando la mente se confunde, quien de nosotros en ulgún momento de la vida no pierde las riendas, y en la ofuscación sería capaz de cualquier cosa por la sed de cariño y felicidad? tanto coraje y valor hay que tener para irse, como para seguir.
Es una decisión muy drástica.
Muy bien escrita esa realidad de la vida.
Un abrazo de tu abuela.
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