MAÑANA ... COMENZAMOS

MAÑANA ... COMENZAMOS

Hoy, viniste a verme,

como si fuera el anciano ese

que te cuenta las cosas más tristes

o los chascarrillos más alegres

para hacerte reír.

Y me alegra estar

contigo, aquí.

Yo sentado en mi butaca

y tu, mirándome con esa cara

y esos ojitos de no saber qué puede ocurrir.

Yo tampoco lo sé, querida mía.

Puede que lo que te vaya a decir

sea un cuento y te duermas,

o quizás una aventura de esas que sueñas

y no puedas despegarte de mi.

Pero hoy me pediste un cuento...

Y esto fue lo que escribí.

Fue una noche, hace... mil años.

En un lugar... del otro mar.

Una niña, como tu, se acercaba a la ventana

y rezaba por que llegara

su pirata,

su corsario,

su ladrón enmascarado,

... su Don Juan.

Y escribía en el aire

cartas que no iban a nadie

dibujando su semblante

sus rasgos más determinantes

... la fuerza de su voz,

los delicados movimientos para con su amor.

Su sonrisa picarona

escondiendo otra segunda intención..,

Esa niña suspiraba,

deseando con todas las ganas

escaparse.

Si.

Escaparse de allí,

dejarlo todo sin más

montar en un caballo con alas

subir a los cielos al alba

y no volver nunca...

nunca jamás.

Pero la niña era tan pequeña,

tan chiquititamente extrema,

que las puertas y las ventanas

le parecían tan sumamente altas

que no había manera ni forma de salir.

Un día cuando la luna lucía

en lo alto del tejado.

Como si Dios la hubiera escuchado

un sobre se deslizó por la puerta.

PARA TI, MI PRINCESA,

ESTE ES MI REGALO.

¡¡¡Era una carta sorpresa!!!

¡¡¡Alguien le había contestado!!!

¿¿¿Quién sería???

¿¿¿A quién le debía todo su entusiasmo???

No podía dormir.

La niña soñaba despierta

y hasta dormía con la sonrisa de lado a lado

como si no estuviera a solas,

como si tuviera un ángel al lado.

Jajaja, no paraba de reír.

Las lágrimas se habían evaporado.

Ya no era tan chiquita

y las ventanas y las puertas de su cuarto

se abrían de par en par con un soplido de sus labios...

Jajaja, ¿ ya te has vuelto a dormir?

Jajaja. Bueno, queridita mía,

cierro el cuento y mañana...

jajaj

...comenzamos... jaja.

COMUNERO