DICIEMBRE
Qué despacio pasaban las noches
y qué alegría me daba estar contigo.
Te veía con tu gorro de lana
tus guantes y tu bufanda
tus calcetines rojos
y las botas de montaña.
Soñaba que tenía tus labios
aquí cerquita, pegados a los míos.
Nuestras narices coloradas
se tocaban y sonreíamos.
Sentía que tus manos me rozaban
que mis dedos recorrían tu figura
que el calor que los dos nos dábamos
se convertía en una hoguera
imposible de apagar.
Imaginaba que nuestros ojos
se clavaban en nuestras pupilas
que la saliba de nuestras bocas
se mezclaba una con otra
que respiraba y respirabas
y el oxígeno de tu pecho
mi pecho también llenaba.
Y sé que era invierno,
más concretamente Diciembre
porque en mi ventana
cristalitos se formaban
de escarcha como diamantes.
Yo plasmaba un beso tan fuerte
que creía que detrás
al otro lado del cristal,
a la mañana siguiente
tus labios seguían allí, pegados,
igual de ardientes,
tan calientes que los besaba
y no me cansaba de besarlos...
MMMMMUUUAAAAAAKKKKK
COMUNERO
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