EL CIERZO
Supe lo que era el invierno
cuando en aquel mes de Mayo
soplaron los vientos
de la seca ventisca. Era el cierzo.
El hombre del tiempo ya lo predijo,
saquen abrigos, bufandas, pañuelos
abríguense, no cojan frío,
les advierto, ya se lo digo.
El pronóstico era acertado,
las calles quedaron vacías,
ni un alma recorría las aceras,
y hasta los coches pasaban zumbando
sin parar, ni detenerse, como almas que lleva el diablo
sin mirar si los semáforos estaban en verde o en rojo.
Yo esperaba en casita,
con mi gersey de lana de oveja,
observando por la ventana
las nubes gordas y redondas que se deshacían
rotas, y los árboles doblados,
un viento invisible se reía silbando, gritando:
SOY EL CIERZO, chaval, SOY EL AMO.
COMUNERO
1 comentario:
Ya se sabe: el cierzo enloquece. Y no quiero ni imaginar esas nubes gordas...
Publicar un comentario