Me acerqué con pasos tímidos, no quería molestarla. Yo sabía que, de reojo, sus ojos, y sus palabras se trababan y casi entre todos los que estaba sólo me miraba a mí.
Allí, callado, sentado como un muñeco en la última silla de aquella terraza, el camarero me pedía amable qué es lo que iba a tomar y yo, parsimonioso y atento subía despacio el rostro y sin apartar un momento de ella, mis ojos, quería decirle digalá que la quiero y que deseo que venga y se acerque, que la invito sin complejos a lo que quiera sin más.
Un café, con leche, con dos terrones de azúcar y la crema que deja en los morros el bigotito gracioso que la lengua limpia al final.
Te reíste, lo vi. Hiciste un gesto con la nariz y yo, sorprendido, comprendí que un día, tu y yo, nos íbamos a encontrar.
Quiero soñar con ella y creer que está aquí. Que me diga lo que piensa cuando habla y cuando ríe que son pocas, la verdad.
Y la siento aquí, detrás, apoyando su barbilla en mi hombro mientras sueño. Me la pido, la deseo, es como si ya la conociera sin saber ni cómo es.
Cierto aura la acompaña, amigas, amigos, canciones... PALABRAS. Que salen desde su boca, modulando sentimientos. Estación de compañía; la música, el tren; cada vagón, una canción, un sueño que yo... veo en su voz.
Espíritu de la noche, susurros durante el día. Alma mía que despega buscando en el cielo sus ojos... su penetrante MIRADA, sus caricias, su calor, el reloj de la emisión en las ondas cuando empieza. Su respiración, su aliento a cada rato cuando calla... cuando... cuando cierra el micro y cuando pinta en el aire esa flor de dulce ADIÓS.
Quisiera ser flor en tu pecho, AMOR, y hundirme en esa pasión que entregas a la gente. Quisiera ser tus labios trinantes y convincentes que me mueven a tu eslabón sujetándome sin detenerme.
Quisiera ser de tus dedos hoy una cosquilla impenitente que te hiciera reír a carcajadas y viendo salir tus lágrimas contagiarme de la misma emoción.
Quisiera ser el sueño que tu deseas y soñar entre tus noblezas la dicha de ser el cuerpo que tanto esperas, subir hasta las mismas estrellas, entregarte lo que me pidieras, desearte una vida larga y duradera, complicarme con tus rarezas, llenar de chispas el alba y colarme en tu corazón.
Eso te pido, AMOR, con eso suspiro, y por eso sigo aquí, sumiso y rendido, aquí, medio escondido.
¿A qué huele la lluvia en Urano? ¿Cómo es la hierba en Plutón? ¿Habrá pájaros en la Luna? ¿De qué color son las flores del Sol?
¿Qué música se oye en Marte? ¿A qué sabe en Saturno un bombón? ¿Se pueden tocar las nubes en Júpiter? ¿Y en Mercurio, estarán siempre en bañador?
Seguro que en Venus viven miles de mujeres, y en Urano, duerme un dragón. Y Neptuno se está bañando desnudo en mares tan azules y claros, que perderse es encontrase con la imaginación.
¡¡¡Qué bonito es el cielo, y la Tierra, y los caminos de polvo sedientos de pisadas de burros y carros, y las sombras fresquitas y las piedras grandotas para sentarse uno al lado!!!
¡¡¡Qué bonito está el campo en Primavera o en Verano, y en Otoño, cuando ya se va secando todo, y las hojas son como cartas escritas amontonadas de cada árbol!!!
En Diciembre miro al cielo, y siempre escucho al Invierno con su manto frío y escarchoso, con los hielos y los ronquidos del viento llamar a todos los astros del universo y reunirles entorno al fuego para contarles algún que otro cuento.
Uno, de viajes, otro, de hechizos, y los que más me gustan, de caballeros andantes en naves espaciales que surcan otros mundos.
Si, me gustan los cuentos y me gusta la fantasía que en ellos encuentro, por que me hacen viajar, lo siento.
There's so many things I didn't say And even though It may be too late I want you to know I still love you so Every car I meet Looks like your car Every movie I see You play the leading part You're on my mind Can't leave you behind
When I close my eyes You're all I see In the dark of night You're in my dreams Throughout the day You're easy to find You're always there When I close my eyes
In my mind I know You're far away But here in my heart Nothing has changed I'm still holdin' you Like I used to On a busy street In a crowded room Wherever I go It's just me and you Together again Girl it never ends
When I close my eyes You're all I see In the dark of night You're in my dreams Throughout the day You're easy to find You're always there When I close my eyes
¿Cómo puede haber un sol que ilumine todos los días? Si las guerras no terminan y los niños pasan hambre.
¿Cómo puede haber estrellas y que hable yo de amor? Si en la Tierra ya no hay vida y el aire apesta a putrefacción.
Y decimos de las ratas, que viven de la basura, y maldecimos a las moscas cuando las vemos en la comida.
¿No somos nosotros peor? ¿No hacemos lo que queremos y miramos de soslayo a aquellos que dicen NO?
Maldito sea el rencor, y malditas las envidias. Maldita sea esa gente que disfruta en las esquinas de la desgracia poniendo inquina al triunfo de los demás.
¿Qué ventaja saco yo por que caiga un semejante? ¿No es mejor vivir sin más y aprender de los de antes?
Pues no, por lo que parece no.
Luego dicen que es el hombre el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Y yo digo: "Si sólo fueran dos..."
COMUNERO de los sueños, cuéntame lo que te pasa. Llévame con tus palabras recorramos el mundo entero que no quiero que estés solo que contigo yo me quedo.
Vuelve a hablarme de caricias, de noches entre sudores, de pasiones, de amores, de lugares que nadie vemos, que no quiero que estés solo, que contigo yo me quedo.
Y hazme sonreír con tus cosas con tu forma de hablar de las necesidades más odiosas que un poeta pudiera explicar, porque son tan peculiares y parece que son verdad, aunque todo te lo inventes aunque sea una mentira que tus poemas me alegran la vida y me hacen olvidar la soledad que no quiero, que yo quiero tu amistad querido COMU, amigo, amigo COMU, compañero.
Siempre que te veo no sé qué me pasa que tengo que salir corriendo porque me entra algo por dentro que si no lo hago me meo.
Es una necesidad innata algo que a cualquiera le pasa pero a mi, sólo me ocurre cuando pasas a mi lado y te veo.
Enciendo un cigarro, miro para otro lado, no quiero caer sin más, ni si quiera pienso en ello. Pero hija, es oler tu perfume y el depósito de mi cuerpo se llena y sube de tal manera que no lo puedo aguantar.
Y es que me pones nervioso. Hasta creo que me vuelvo ñoño. Corro y corro hasta el WC y como siempre está completo. Llamo a las puertas ¿Hay alguien ahí? Si, coño, ¿no lo ves? Joer, a otro. Pam, pam, pam... ¡¡¡Ocupadoooo!!! Diooooss, que me meoooo. (¡¡Aguanta un poco COMUNERO, enseguida se pasa!!!)
¿Que se pasa? ¿Qué se va a pasar? O busco un sitio rápido o saco la flauta y le meo al que tenga al lado. Aaaaaayyy. ¿Qué pasa? Na. ¿Qué haces? Jeje. Será guarro, apunta para otro lado. Joer que me meo y no me aguantoooooo. ¿Y me tienes que empapar a mi? Lo siento, si.
Que una carta es solo eso, si, estamos de acuerdo. Que las cartas de Año Nuevo cuando un familiar escribe y te felicita las Pascuas te deja un sabor muy alegre... es cierto. Pero una carta de amor, es como ver salir el sol acompañado de besos. Llegar a casa tras una dura jornada, y al mirar en el buzón ver su letra distorsionada... Se te cambia la cara, y se te olvida todo, la boca se te hace agua los pies membrillos, las manos son hilos de dedos que se enredan y no pueden aguantar entre las palmas ese papel doblado y sencillo una carta inesperada... Una carta tan ansiada tan aguardada, tan secreta y tan mimada, que sin querer las palabras se imaginan poesías escondidas en complicadas melodías y parecen cantar los grillos.
Y al leerla uff... y al leerla y mirarla atentamente quieres memorizar cada signo, cada coma, cada risa y cada borrón garabatos de la expresión que convierten una carta en otra cosa,...
Es como un corazón latiendo a más no poder. La voz que abre sus brazos y grita lo que alguien compuso en un trozo de papel.
Volvió a sonreír la noche. Se dejó acariciar la luna. Los ojos que perdieron su brillo recibieron la chispa de la luz más pura, y el poeta sonrió y la musa regresó y la boca se llenó de los besos que guardaba que ya se hacinaban por debajo de la cama de su habitación. Regresó la sonrisa, la vida que tanto ansiaba, todas las pesadillas se fueron volando por la ventana. Y el poeta se sentó y encendió su cigarrillo, y aspiró fuerte, y tosió sin querer, pero no le importó, estaba tan alegre que ni si quiera la muerte le incomodó. Hasta la hizo un hueco justo al lado suyo, y hablaron como si nada, como amigos de batallas, y lloraron y rieron, y contaron el tiempo que hacía que no se decían las cosas sin pelos. Y mientras la muerte dormía, el poeta seguía despierto, soñando riendo escribiendo como un niño con zapatos nuevos que comienza a dar sus pasos y no quiere tropezar, había vuelto su hada envuelta en traje de plumas, con su varita mágica y su caperuza.
Si supiera yo decir las cosas que dices tu, cuando hablas, cuando callas cuando con una sencilla mirada me llenas el corazón, estaría siempre ahí, sin dudarlo y sin preguntas, atado como un esclavo a tus tardes de penumbra, a esos labios que despuntan los besos más amados...
Sensaciones que no pierden la ternura con los años, sentimientos que ennoblecen tu corazón ya cansado, que consuelan y parecen mariposas en tus manos.
Si supiera yo decir que te quise,... que te quiero y que nunca te dejaré de querer... Pondría mi mano en el fuego por borrar lo que dije ayer, correr un tupido velo, saber que todavía existes olvidar las malditas cicatrices que nos hieren con recuerdos volver a ser dos cisnes y volar libres por el cielo...
No lo pensaría dos veces, no, y por eso... todavía te espero.
En un cielo azul y puro, tan azul como el azul del cielo, tan cielo como el puro amor de Dios, apareció, de repente, un lucero, una estrella, un cometa tan, pero tan bello, que hasta el Señor que todo lo crea, se quedaba mirando perplejo, ¿cómo puedo hacer tal cosa si hasta yo, ni me lo creo?
A la tierra fue a parar, y en un jardín de rosas brotó. Se veía tan graciosa y tan hermosa que de entre todas aquellas rosas, ésta fue la que más brilló.
Soltaba su perfume de primavera como el que suelta el aire al respirar, pero era tal la embriaguez de su olor, que Nuestro Padre, el Señor, en su divino palacio, abría de par en par las puertas, despacio, y los ángeles soñando sonreían de oreja a oreja.
Esa estrella, ese lucero, ese cometa que llegó a la tierra envuelto en fuego... ¡Dioosss, qué cosas! Se convirtió en la rosa que en tu pecho esconde mi amor eterno.
Vengo aquí a anunciar que me he encontrado un maletín llenito de papelotes. Si hay alguien por ahí que perdido los haya que lo diga y no se calle en mi cama y con detalle, los leo cada mañana.
Son papeles de poemas, firmados con un corazón, hay algunos que están bien y hay otros que, madre mía, no. Pero todos tienen algo hermoso por lo que suspirar, como si leyeras una novela con su intriga, su dentera y un amoroso final.
Yo lo anuncio porque veo que al que se le perdió no quiera que se diga lo que dijo cuando escribiendo lo escribió. Y si no hay nadie, entonces los guardaré en secreto, y cuando a mí se me antoje se los iré leyendo.
Dejo de plazo un mes, por si aparece el propietario, aunque creo que la letra me recuerda mucho a esa que se escribe a la luna mirando. Si, hombre, esa que sube y baja, la que no tiene acentos ni comas, la que se lee de memoria cuando las palabras te brotan del alma y te llenan, y te suenan, y te recuerdan... cosas que puedes imaginarlas.
Ayyy, COMUNERO, ¿No recuerdas que hace ya muchísimo tiempo cuando eras más joven, escribías al amor? ¿Eeeh? ¿Soy yo? ¿Son míos? Si, si, tuyos son. Claaaro, por eso me sonaban. Dios mío, ustedes perdonen, entre tanto papelote se me olvidó.
¡Qué alegría volver a leer lo que una vez escribía, lo que cualquiera envidiaría cuando abrió, por fin, sus puertas al amor. Los guardaré en secreto, a nadie se lo diré. Serán para mí la ternura de la inocencia, el dulce sabor de un pastel.
No busquen a nadie, no busquen más, por favor. El dueño de esos papeles, soy yo.
¡Aaaay, AMOR! ¿Qué canción podría cantar que te hiciera recordar los momentos que vivimos?
¿Qué palabras puedo darte que pudieran expresarte sentimientos y miradas tumbados a la orillita del río?
¿Qué colores pintarte? ¿Qué olores enviarte? ¿Qué escribir en un poema que pudiera describir lo que siento yo por ti aunque tu no te des cuenta?
¿Cómo hablar y callar en el preciso momento cuando con solo un mirar sabemos lo que los dos queremos?
Desearía que estuvieras cerquita, cerquita, aquí, a mi vera, abrazándome muy fuerte, musitando en mi oreja aquella melodía vieja que me hace recordarte. Y soñar cerrando los ojos que eres y serás mi antojo, que te quise como a nadie nunca antes he querido y todavía pienso en tí.
Ya tus palabras se esfuman, ya se pierden en la niebla, como las gotas de una tormenta que salpicando en los charcos van tocando cuales teclas de un piano los compases de su fin.
¡Qué locura, qué manía, qué ocurrencia la mía, pensar que todavía me quieres sabiendo que ya no eres la mujer que yo conocía!
¡Qué cabeza, qué bobada, qué delirio de torpeza llamarte AMOR, cuando ya se acabó la pasión, cuando ya no somos NADA!
Joy, vamo a jasé una poezía de la de verdá. Di eza que tiran patrá. De la que zólo con la primea palabra ya ze te enturbia er arma y ze te para el corasón. Azín que ya avizao eztán, endeluego no vengan pidiendo er libro de reclamasión. Vamo allá:
Ole, ole y ole, que la niña qui a mí me pone e una xiquilla engüerta en fardone de zevillana ji peineta y uno jojos que paesen farole.
Y ze pone colorá caa vé que la llamo guapa. Y la carita ze tapa co jun abanico de girazole y de girarda.
Aaaayy qué coza má gonita. Ze lo digo a uté don Mengano quella é comuna gorondrina de pelo tan negro y tan largo que zu boquita parese er pico y trino zon zu palabra.
Y cazi zeguro que vino der sielo pa redimirno de lo pecao que arguno como yo cometemo, po ezo no me confezao y po ezo no me confiezo no vaya a zé que me toque dicirle ar zeñó reverendo mire uté, zi yo lo intento, peo po muxo que quiea no pueo. La vizta ze me dejpizta y ze me hace agua er serebro Y pa que me mande resá cuatrosienta avemaría prefieo zeguí pecando, que e viejo ya jabrá tiempo. ¿Mentiende o ze lo egscribo nun cuadenno?
Po zezo. Que ya voy teminando. Que zalú noj dé Dio y di amore no jartemo, y avé zi toca juna lotería que ya jora, creo.
Si se fijan los poemas tienen cuerpo de mujer. Es como la silueta de una forma que se retuerce en la sombra y leyéndolos se transforman en ese maravilloso ser. Empiezas por la cabeza, su pelo, sus ojos, sus misteriosos labios rojos llegando a su amado cuello donde los besos se hacen más tiernos y pareces enloquecer. Luego sus pechos. Turgentes, redondos y frescos, manantiales de leche que al beber de ellos dan alimento a los niños y a los hombres los arrellanan, los hipnotizan, se paran y duermen. ¿Y sus hombros? ¿Y sus brazos? ¿Y esas delicadas manos que terminan en finísimos dedos que acarician los senderos que nos llevan a su vientre, punto de encuentro del fuego que culmina los deseos de aquellos besos que prendieron y ahora comienzan a arder? Ummm... Lo dicho, un poema de amor es como desnudar a una mujer, si. No es igual, no es lo mismo, pero... uff, se sobreentiende.
Y cuando llega el poema al final de su camino, son sus piernas retorcidas que sin querer terminar el día quieren dar el último suspiro. Como si se les fuera la vida, como si la penumbra volviera a aparecer y cosquilleando nuestros pies pide jugueteando ir al principio y volverlo a leer otra vez.
No te quiero porque si, ni porque me lo digan otros. Te quiero porque contigo mi vida cobra sentido y sólo te quiero a tí. Puede que sea un loco y lo que diga no sea normal, puede que entre mis sueños la mujer que está escondida salga de noche y decida que la quiera así, sin más. Y eso es tan cierto, y es tanta la verdad, que cuando te digo TEQUIERO, es tu cara la que veo que me muero por besar. ¿Qué me dices? ¿Dónde vas? Yo les sigo, cerca o lejos, bien andando, bien corriendo, a tus manos, sin soltar. Y a ese vuelo de tu pelo digo al viento que te sople, y a la mar si se encabrita que te mande unas chispitas de agua salada y se cobre del amor que a ella irrita y a tí te hace más rica, aunque a mí, amor, me haga más pobre.