MUERTOS
Nadie la entiende
todos la evitan,
hay un sonido en su boca
que ni Dios quiere oír,
solo piensa en ella y
no hay más camino
que el que ella quiere seguir
y no escucha
y no atiende
y no quiere saber de nada
que no la interese.
Se aparta de mí,
se aparta y se esconde,
se viste de niña
y corre por el campo
y acaricia las flores.
No quiere llorar,
no quiere, no, no quiere,
busca la felicidad
y cree que ya la tiene
entre sus dedos,
entre sus pies,
entre sus labios.
Por eso no quiere más,
se aleja de todo y se pone a soñar,
y ríe como loca
de cualquier cosa que oye,
de cualquier cosa que ve,
de cualquier cosa que siente,
aunque no sienta nada de lo que los demás
podemos creer
ella vive así, y es feliz.
¿Qué más se puede pedir?
La envidio,
y cuando la veo pasar
por detrás del cristal
me veo a mí,
riendo, corriendo,
jugando a indios y vaqueros,
recordando aquellos tiempos con ella,
entonces vivo,
ahora ...
muerto.
COMUNERO